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Manos Libres

Publicado por Goretti Paola Trevino en

La semana pasada me rompí uno de los huesitos de mi pie izquierdo; y como se partió en 3 partes, la primera indicación del doctor fue no apoyar el pie para nada, para evitar que los pedacitos se movieran de lugar, así que tendría que usar rigurosamente muletas.

Ni la caída, ni el golpe me dolieron tanto como estas palabras. ¿Cómo podía pedirme eso? A mí, mamá de 4 niñas, acostumbrada a encargarse de su emprendimiento, la casa, las vueltas, las compras, las, las, las....

El Dr. fue determinante: "si apoya tendremos que operarla.y la recuperación será más larga"; ni hablar. Después de pasar por la etapa de negación, pasé a la de tristeza, la de negociación y al final la de aceptación.

Me senté con mi diario y dividí la hoja de ese día en pros y contras de tener el pie enyesado.  Por cada contra tendría que encontrarle un pro para hacer de la experiencia algo positivo que me ayudara a lidiar con el reto que se me presentaba.

Y la primera semana pasó casi sin sentirla, dejando que esos pros se adueñaran de mi día a día; sintiendo el apoyo de los que me quieren y me rodean.

Esta semana una amiga me prestó una muleta que se amarra a tu pierna, como si fuera una pierna artificial y te permite tener las manos libres. A pesar de que ya estaba en paz con la situación que estaba viviendo, utilizar esta muleta abrió todo un universo de posibilidades para hacer con mis manos libres al fin.

Y fue entonces cuando me cayó el 20 de que estaba pasando por una etapa muy parecida al posparto inmediato:

Primero, pares y te topas con que tu vida como la conocías hasta entonces dejó de existir. Te obliga a hacer una pausa, a cambiar la forma en como hacías las cosas, a priorizar lo importante y a vivir el momento presente.

Después, empiezas a familiarizarte con lo que puedes y no hacer y empiezas a moverte por este nuevo mundo, por lo general con tu bebé en brazos. Y aunque te sientes feliz de ir encontrando el rumbo, te limita en lo que puedes hacer.

Un día te topas con un post, una amiga, un consejo acerca del porteo y le das una oportunidad. Y ¡voilà! tienes las manos libres para hacer con ellas lo que prefieras.

Esta semana me topé de nuevo, con la sensación de no tener mis manos para hacer lo que más me gusta. Y entonces, llegó un rayo de alegría a mi vida, como llega el porteo para muchas madres hoy en día.

-Mamífera.

 


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