El porteo y yo

¡Hola! Soy Goretti Treviño. Asesora de porteo por Monitos y Risas de Elena López y por Die Trageschule Dresden.  También soy educadora de lactancia por CAPPA Latinoamérica. Actualmente curso la Formación de Lactancia Maternay Salud Mental del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal.

Cómo es que llegó el porteo a mi vida es una pregunta que me hacen con frecuencia. Y mi historia no es diferente a la de la gran mayoría; al nacer mi primer hija, hace ya 14 años, me regalaron mi primer canguro; una mochila Baby Bjorn.

Y mi bebé lo odiaba.  Desde el momento en que la ponía en él, empezaba a patearme y a llorar y no paraba hasta que la bajaba.  La usé 3 veces.  Después la regalé.

La mochila no era ergonómica, mi bebé iba viendo al frente y probablemente yo estaba muy nerviosa al ponérmela.  Nada de esto ayudaba a que los paseos en el cargador fueran placenteros para mi bebé y para mí.

Unos cuantos años más tarde, 10 para ser exacta, veíamos nuevamente la posibilidad de adquirir un portabebé con mi segundo bebé. No es difícil encontrárselos en las lista de lo que"debes" comprar.

Mi esposo encontró un mei tai a buen precio y después de investigar sobre ergonomía me propuso comprarlo.  Yo no estaba convencida, pero como él sí, accedí.

Cuál fue mi sorpresa, cuando a mi bebé pareció gustarle, y aunque tres meses después, cuando acudí a mi primer taller de porteo, me enteré de que el uso del mei tai estaba recomendado a partir de los 6 meses, como quiera mi nena lo disfrutó desde antes.

En ese taller adquirí mi primer fular elástico y a partir de ese día empecé a portear a mi beba a diario. De eso hace ya cuatro años y aún le gusta ser porteada en ocasiones. Ahora soy yo la que le saca un poco a la idea de cargar 17 kilos, aunque la ayuda de un portabebé es más que bienvenida.

El porteo llegó a mi vida para quedarse. Mi tercera beba fue porteada desde el día 1. Y aunque ya tenemos pocos episodios de porteo, siempre que volvemos a estar cerquita con algún cargador lo atesoramos.

-Mamífera.